
El debut del aclamado director de “Requiem por un sueño” y “Cisne negro”, Pi: fe en el caos.
La habilidad de Darren Aronofsky para escoger una motivación como el ballet o en este caso las matemáticas y convertirlo en una autentica psicosis. Habilidad que daría mucho que hablar trayendo consigo muchos seguidores de su estilo narrativo.
Max es un brillante matemático que está a punto de dar con el descubrimiento más importante de su vida: la decodificación del sistema numérico que rige el aparente caos del mercado bursátil. Pero primero ha de encontrar el valor del número PI. Mientras se acerca a la verdad, y afectado periódicamente por unas brutales jaquecas, Max es acosado por una agresiva firma de Wall Street y una secta judía que pretende descifrar los secretos ocultos tras los textos sagrados. Todos ansían apropiarse del inminente hallazgo de Max.
Todo aficionado a las matemáticas ha sentido alguna vez cierto fetiche por el número Pi. La película especula sobre este misterio hasta tal nivel de relevancia que se cuestione el sentido de existencia, Dios, o la habilidad para hacerse con Wall Street. Como decía Kant, quizá la idea de Dios es tan grande que no puede ser pensada. En la película podemos observar cómo la mente de Max lucha por resistirlo, y nosotros, como espectadores, queremos que triunfe y saber qué conclusión saca mientras presenciamos todo, nerviosos, a través de esa cámara tan subjetiva que caracteriza al director, con sonidos ambientales que nos ayudan a vislumbrar lo molestos que son sus quebraderos de cabeza.
Por supuesto, al igual que toda reflexión conspiranoica los espectadores más puestos en el tema le encontrarán trabas y querrán más profundidad en las matemáticas, pero no os equivoquéis aquí: las matemáticas no son lo principal, lo importante es el protagonista y la psicología que lo desentraña, es después de todo un thriller psicológico.
Todo ello inevitablemente nos lleva a la angustia y la obsesión; a todos los espectadores, al fin y al cabo no deja de ser un impresionante empujón hacia la reflexión y la innovación tanto en aspectos técnicos como temáticos. Tanto los que disfruten con la narrativa de imagen y un sonido tan desquiciante como maravilloso, como los que disfruten al llevar a la máxima potencia las aspiraciones, deseos y miedos, disfrutarán. No sólo les encantará esta película sino cualquiera de su filmografía, en mayor o menor medida.
Esta marca de la casa ha desatado tantos amores como odios hacia el director, lo que es seguro es que no te dejará indiferente su ambientación.
Calificación: 6.5/10
Swordnihil

