Room 237
El género zombi nos tiene acostumbrados a epidemias apocalípticas sin cura o a vacunas preventivas que no pueden sino salvar a una pequeña parte de la población, pero ¿qué pasaría si se inventase una cura que revirtiera los efectos?
Pues eso es lo que nos presenta In the flesh, la serie británica dirigida por Dominic Mitchell.
En ella asistimos a la reinserción de "los podridos" en la sociedad británica, concretamente en un pequeño pueblo del norte donde se creó el primer cuerpo civil de defensa contra esas criaturas. Como podéis imaginar, no son demasiado bien bienvenidos.
De mano del protagonista, interpretado a duras penas por Luke Newberry, veremos cómo una sociedad tradicional, ultrarreligiosa e intransigente puede llegar a afectar más allá de la muerte.
Lo más destacable de esta serie es el argumento, bastante innovador, y la capacidad de la serie para mostrar de manera clara un problema social actual como es el racismo, en este caso contra una raza antinatural.
Es una pena, porque los personajes son bastante planos, ya que apenas tienen tiempo para desarrollarse, y los actores no acompañan. He visto zombies en películas de Romero más expresivos y vivos que algunos de estos intérpretes.
Además, la inclusión de algunos personajes y chascarrillos que tratan de aportar humor a la serie no hacen más que volverla tediosa, llegando a cansar al espectador porque no pasa absolutamente nada.
Por desgracia, o por suerte vaya usté a saber, el amor alcanza proporciones notables en la trama, por lo que todo se desvirtua y la aleatoriedad y el sinsentido empiezan a ganar terreno a una historia bastante sólida en los primeros compases de la serie.
Pero venga, no pongáis esas caras tan mustias *risas corteses*, no todo va a ser malo; la serie nos aporta bellos escenarios de la campiña británica cuyo verdor aporta color y vida al ambiente frente al tono gris que todo toma bajo la niebla casi constante.
Así que bueno, si queréis verla, bien; si no, tampoco os perdéis nada.
Calificación: 5/10
Dante
Sombra aquí, sombra allá, deszombifícate
Parece ser que pilalron a nuestro protagonista en casa a medio maquillar, qué inoportunos
La portada de la serie con una enriquecedora crítica del New York Post